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Balterius
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6 de agosto de 2011
Queimada: un western en tres actos
¿Qué media entre una cena medieval al aire libre y unos chupitos en casa de Gelo al son de la música de nuestros amigos maragatos? En sentido estricto, veinticuatro horas, aunque lo cierto es que el tiempo en la SETIC se dilata hasta hacer que cada día parezca una vida y media; pero si además el día en cuestión es el sábado de nuestra Queimada, las vivencias y emociones acumuladas rebasan la capacidad de este blog. A ver si me explico.
En la Queimada pasan tantas cosas que es imposible resumir. Uno se siente injusto si se queda solo con la genial escena en la que el barbero rasura al sheriff, o si solo se fija en el espectacular cancán que ha elevado a las pilinguis del saloon a la categoría de mito erótico de Villabalter, o si solo resalta la persecución a caballo entre el forajido y el sheriff o la rotunda presencia de la madame, o si solo cita el éxito sobresaliente de los muchos debutantes que teníamos ayer, o si se queda en el cínico gesto de nuestro enterrador, Gelo, que camina cansinamente al ritmo de su leitmotiv; porque todo eso ha ocurrido de verdad, es cierto, pero el resultado final es mucho más complejo y emocionante que la suma de esos pequeños momentos.
Desde primera hora de la tarde trabajaron los balterianos en los preparativos. Como cada año, el hormigueo es continuo. Alguien maquilla, alguien enfoca, alguien sube las telas, alguien pela fruta para la queimada, y al final, como un puzzle imposible realizado por un ejército de insectos, las piezas encajan. Eso significa que a eso de las diez, cuando suenan los primeras notas de la música y arranca el espectáculo, los nervios de todos se solidifican en una masa colectiva y casi palpable.
Como es costumbre, nos cuesta un poco comenzar. Durante la última media hora el hormiguero balteriano bulle como si lo hubieran rociado con gasolina, pero aún así, siempre hacen falta algunos minutos extra. No importa. El público sabe, nosotros sabemos, que solo necesitamos que todo eche a rodar para que la magia invada el saloon en que hoy hemos convertido la calle la Fuente.
Aunque no están actuando, merece la pena echar un vistazo a Bego y Leti, que están encerradas entre la mesa de sonido, el proyector, el ordenador, los focos y una maraña de cables. Aunque los focos no las apuntan a ellas, sus caras experimentan un amplio registo dramático que pasa de los nervios a la carcajada (y viceversa) en solo unos segundos.
Ya con la primera escena nos metemos al público en el bolsillo. El duelo de Sergio y Manolo por el amor de Vane nos concede el interés de todos los presentes. Para cuando los salvajes forajidos asaltan el banco del flemático Quino, la respiración de los presentes se ha unificado en un suspiro contenido. Jessi y Carlos secundan al malvado Sergio; el padre Sergio, Laura, Yoli, Andrea, Darío y Alex son la atribulada clientela del banco. Que Manolo, Vane, Quino y Sergio rayen a tal altura cuando actúan, no es ninguna sorpresa; pero anoche, todo el mundo estuvo soberbio.
El momento cumbre llega sin duda con el baile de las señoritas del saloon. Emma, Coral, Isa y Marta revolucionan al público y a los jugadores de póquer con su baile desenfrenado. Todos los balterianos nos dejamos llevar por el ritmo juguetón del cancán y disfrutamos con ellas. Y es que a las niñas (o más bien, a las exniñas) todos les tenemos un cariño especial; incluso me atrevería a decir que los que somos de su misma promoción balteriana, los que debutamos vestidos de griegos hace ya más de dos años, sentimos un cierto orgullo compartido cada vez que se suben al escenario. Al fin y al cabo, mientras a los demás nos van cayendo arrugas y canas en las sienes, ellas han pasado de ser el coro de Los Pelópidas a las seductoras golfillas del saloon; y es imposible no alegrarse de ello, como si una pequeña parte de ese éxito nos tocara también a los demás.
El desenlace tiene lugar en el saloon. Carlos se sienta al piano y todos los personajes parecen seguir el compás de su melodía. El padre Sergio se arrima a la barra y relaja un poco sus monacales costumbres. Hasta las puertas, Judit y Yasmín, se mecen con la música del piano (siendo un poco más preciso se puede decir que Judit y Yasmín no son las puertas, sino las jambas; y, ¡pardiez, nunca he visto jambas más hermosas!).
Cuando todo parece decidido y el forajido va camino de la horca, el destino hace un requiebro y el dinero cambia de manos. Los que anoche estuvieron en la calle la Fuente bien lo saben, y los que no estuvieron se quedarán sin saberlo.
El conjuro es un auténtico desastre, pero ni siquiera eso nos desanima. La noche ha sido un verdadero éxito. Nos abalanzamos sobre la queimada con intención de aplacar las gargantas resecas del público y de hurtar algún vasito para nuestro uso particular.
En medio del bullicio, merece la pena escaparse de las risas, los abrazos y el brillo amarillo de los focos; alejarse unos pasos con un vaso de queimada y disfrutar desde lejos de la emoción compartida y sentirse afortunado por haber ido a caer en medio de una tropa semejante (cosas del desQuino). Pero antes de que haya tiempo de emocionarse demasiado uno es absorbido de nuevo por la vorágine balteriana: toca desmontar el tinglado, cenar, beber unas cervezas, cantar hasta agotar la noche y resurgir a la mañana siguiente para otro día de SETIC.
Hoy es el Día del cuento en Villabalter. A las 18:00 arranca Pablo Parra en la Bolera y siguen Fernando García Crespo a las 18:45 en el Patio de la Iglesia, Fray Turienzo/Sergio Castrillo a las 19:30 en La Fuente, Manuel Ferrero a las 20:15 en el Patio de la Iglesia y Solito Trovador a las 21:00 en la Calle La Fuente. A las 22:00 todos ellos siguen su actividad cuentera en la calle la Fuente.
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Que bonito pateer gabriel :)
ResponderEliminarSois todos geniales y siempre todo acaba saliendo bien, las exniñas seguirán perturbando vuestra calma detrás del escenario con nuestras risas, los sustos que te pegamos etc..jeje :) Besines a todoss
Ya te lo hemos dicho pero esta bien repetirlo.. me encanta las cosas que pones en el blog.
ResponderEliminarNosotras vamos evolucionando y cambiando de personajes, desde el coro de Pelópidas hasta las putillas del saloon pero todo esto es gracias a todos vosotros que cada año hacéis que nos sintamos mas agusto todavía.
Gracias por darnos la oportunidad de formar parte de esta gran familia que es Balterius`98.
Sois especiales.
El momento cumbre llega sin duda con el baile de las señoritas del saloon. Emma, Coral, Isa y Marta revolucionan al público y a los jugadores de póquer con su baile desenfrenado. Todos los balterianos nos dejamos llevar por el ritmo juguetón del cancán y disfrutamos con ellas. Y es que a las niñas (o más bien, a las exniñas) todos les tenemos un cariño especial; incluso me atrevería a decir que los que somos de su misma promoción balteriana, los que debutamos vestidos de griegos hace ya más de dos años, sentimos un cierto orgullo compartido cada vez que se suben al escenario. Al fin y al cabo, mientras a los demás nos van cayendo arrugas y canas en las sienes, ellas han pasado de ser el coro de Los Pelópidas a las seductoras golfillas del saloon; y es imposible no alegrarse de ello, como si una pequeña parte de ese éxito nos tocara también a los demás.
ResponderEliminar(me ha emocionado leer esto, las niñas son algo especial para nosotros)
Ole las niñas!!!
ResponderEliminarOle balterius98!!
Ole todos los que han estado detras de esta (gran) queimada!!
Besos