Balterius

Balterius

12 de agosto de 2011

Un corazón lleno de lluvia





La SETIC 2011 se nos escurre entre los dedos como una trucha húmeda. Hemos llegado al viernes sanos, salvos y relativamente cuerdos (bueno, alguno ha tenido ya que recurrir al Betadine un par de veces). Todo marcha de maravilla, aunque la verdad es que estoy hasta el píloro de hablar siempre bien de todo el mundo. Hoy voy a intentar escribir una crónica feroz. De momento, he añadido al café dos dedos de absenta y otro tanto de aguarrás, a ver si me estimula la mala leche.

Anoche nos visitaron los chicos de Cachivache Teatro, el grupo palentino al que hemos prestado a Judit a condición de que nos la devuelvan. Lo cierto es que cuando nos la pidieron prestada tuvimos un pequeño debate. Al principio nos preocupó que al salir del entorno pudiera corromperse su inocencia y su virtud; pero luego terminamos por considerar que a aquellas alturas la moza ya no debía de tener demasiada inocencia ni virtud que conservar, así que por aquel lado no corríamos ningún riesgo. También sopesamos la posibilidad de cambiarla por unos focos y unos micros (¡ay, si la hubiéramos cambiado por un dimmer!), pero luego caímos en la cuenta de que nuestra rubia ilumina mucho más que todos los focos que pudiéramos tener. Cuestion de watios.

Así que se puede decir que anoche Cachivache Teatro jugaba en casa. La Yuri tiene fans por toda la provincia. Muchos salen de sus grutas y acuden babeantes al teatro solo para ver su arrebatadora presencia.

Un corazón lleno de lluvia nos cuenta los últimos días de la escritora gallega Rosalía de Castro y los que siguen a su muerte. Su hija y su criada, las dos personas con las que más confesiones ha compartido, se enfrentan a su desaparición; por supuesto, el peso de Rosalía en sus vidas va más allá de su desaparicion física.

Resulta difícil encontrar las palabras precisas para definir la intensidad que transmitió anoche el montaje de Cachivache Teatro. Cuando en el escenario de la calle la Fuente se representa una comedia es natural medir su grado de conexión con el público por las risas del mismo; y cuando la obra tiene una intensidad dramática tal alta como la de ayer, es la densidad del silencio que se huele la que nos indica que la piel de los personajes y la del público se han fusionado en un tejido continuo que respira las mismas emociones.

Y eso fue lo que ocurrió anoche. Pocas veces se ha visto un silencio tan contenido, un grito colectivo ahogado en los nudos de las trescientas gargantas allí congregadas. El magnífico trabajo de las tres actrices y de sus técnicos (que tal y como Judit nos había dicho, son tan importantes como las propias actrices) hizo que todos nos sumáramos desde el primer momento a las dudas y vicisitudes de las tres mujeres.

Todo el montaje resultó espectacular, pero quizá lo que más me impresionó fue el ritmo de la obra: ese juego de pausa y movimiento, voz y silencio, gesto y contención que solo está al alcance de quien lleva mucho teatro a sus espaldas. Ángeles, Esther y Judit lo llevan y eso les permite desarrollar con una pericia sobresaliente la combinación de dichos elementos. Fue un auténtico lujo tenerlas en la SETIC.

Cuando llegó el momento de los aplausos, el público pudo al fin descargar la tensión. El buen número de ojos enrojecidos y labios apretados atestiguaban lo hondo que había calado la representación.

Hoy a las 22:30 Pez en raya llega desde Andaluña (¿Catalucía?) con su espectáculo Pésame mucho. Las risas están aseguradas (en caso contrario, devolvemos el importe de la entrada).

1 comentario:

  1. me han llegado muy buenas críticas de esta obra: La Yuri es una artista!!!

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