Después de tanto abrazo y tanto parabién, tenía el índice glucémico por las nubes. El exceso de azúcar en sangre nunca debe prolongarse demasiado tiempo, so pena de sufrir un colapso hepático o de volverse un moñas de por vida. Afortunada o lamentablemente, basta con echarle un ojo a la prensa del día para recuperar una saludable dosis de mala hostia.
Con ánimo de recuperar mis actividad habitual, me di un vuelo anoche a ver si encontraba alguna jovenzuela incauta a la que chuparle la sangre. Las dos piezas de Tennessee Williams que Trejoviana Teatro habían representado sobre el escenario de la SETIC, me habían abierto el apetito. Me sentía como un vampiro sureño, vestido con holgada ropa de lino, zapatos sin cordones y sombrero marrón. Tenía ganas de bailotear por las calles de Nueva Orleans al compás de la música de Django Reindhart.
Are you in the mood? (Django Reindhart)
Luego les cuento cómo me fue en mi búsqueda. Pero volviendo a Trejoviana Teatro, ayer tuvimos la suerte de disfrutar de uno de los mejores espectáculos de esta SETIC 2012. Su montaje Dos perlas de Tennessee se compone de las piezas cortas El caso de las petunias pisoteadas y La marquesa de Larkspur Lotion. En la primera, vemos la liberación de la señora Simple (cuya mojigatería bostoniana corresponde al una mente puritana de Nueva Inglaterra) cuando conoce a un muchacho espontáneo y desenfadado (que representa la heterodoxia fresca y vital del sur de los Estados Unidos). Todos los grandes escritores sureños (Faulkner, Carson McCullers, Truman Capote) analizaron este mundo salvaje y alucinado, con un pie en la dureza del los vastísimos campos de cultivo y otro en las leyendas susurradas de forma clandestina durante generaciones.
La segunda pieza, La marquesa de Larkspur Lotion, nos cuenta una noche, que intuimos repetida, en la vida de una presunta rentista que vive en una sórdida pensión. La dignidad la pone un Antón Chéjov tísico que vive peleando contra su obra y, adivinamos, contra sí mismo. En una esquina vemos al mismísimo Tennessee Williams, alcoholizado y apoyado en una farola, hasta que el final de la obra consigue ponerse en pie y arrastrarse hasta su casa.
La primera pieza analiza de forma cómica la represión de las emociones y los sentimientos producida por las convenciones sociales; la segunda, de tono más dramático, nos habla de la miseria de vivir una vida ficticia que solo encuentra la compasión de quien vive también en el mundo de la ficción.
El montaje de Trejoviana tiene una calidad fuera de lo común, tanto por la calidad de las interpretaciones, sin duda entre las mejores que este chupasangres ha visto sobre el escenario de la SETIC, como por una preciosa puesta en escena. El ritmo, preciso como un reloj de cesio, mantiene la tensión de estas dos piezas cuyo montaje no debe de resultar precisamente sencillo. Fue, en definitiva, una velada teatral, excelente, con una intensidad que muchas veces uno no encuentra en las compañías profesionales. Un lujo tenerles por aquí.
Ya les digo, solo faltaba un buen mordisco a un cuello terso y sano para completar una noche perfecta. Así que después de recoger y de una cerveza rápida con el monstruo bicéfalo que gobierna Balterius, me fui de caza (por cierto, cuelo aquí un chiste del calibre de los que solemos poner: -Papá, me voy de caza. -De acuerdo, hijo, pues llévate la escopeta. -No, que me voy de caza para ziempre.)
Estuve un buen rato aleteando, pero el pueblo estaba desierto. Debía de ser que era domingo, pero ya se sentía ese aire de final de la SETIC que deja un regusto mezcla de alivio y melancolía. De todas formas, me dio por pensar que la gente ha perdido el miedo a los vampiros. Y tienen razón, ya que chupamos la sangre mucho menos que bancos, políticos, jefes y demás calaña que puebla nuestra sociedad. Además, chupamos la sangre con bastante más elegancia. Me deprimió tanto pensar eso, que me fui para el ataúd. Me debo de estar haciendo mayor. Parece que no, pero cuatro siglos pesan lo suyo.
Antes de cerrar el párpado, me vino a la cabeza el chiste del día, aportación de Quino. "-Doctor, auscúlteme. -Ráspido, ráspido, debajo de la mesa.". Como uno tiene la suerte o la desgracia de vivir mucho, ya les digo que ese chiste era viejo en el Siglo de Oro. ¡Qué cruz! (aaaaargh).
Hoy, día 13 de agosto se termina la SETIC. A las 22:30, Esta noche de improvisa, con la colaboración de los Abejonejos y Balterius '98. Todo lo que les puedo decir es que hay un hospital.
Muchas gracias por la excelente crítica. Ha sido un placer para nosotros compartir esa noche de teatro con vosotros. Un fuerte abrazo. Javier Bermejo.
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