El día después de la queimada

Desde la mañana del domingo los balterianos comienzan a trabajar. La SETIC sigue. ¿Exceso de queimada? ¡Ja! Balterius bebe, pero Balterius no tiene resaca. Así que empezamos a montar por enésima vez luces, sonido y demás, con la satisfacción de que la noche anterior Eternia saliera tan bien y con la inquietud de que ya estamos a mitad de SETIC. ¿Seremos capaces de recuperar nuestras vidas anteriores cuando todo esto se acabe? Aunque más bien la pregunta es otra: ¿Teníamos una vida individual anterior a la SETIC?

Y es que, por si alguien lo dudaba, Balterius 98 no es solo un grupo de teatro, sino que además tiene todas las características de una peligrosa secta. Todos los balterianos hemos pasado por oscuros ritos de iniciación en la morada del gran druida y llevamos además tatuado el logo del grupo sobre algún lugar de nuestros cuerpos para ser así capaces de reconocernos en cualquier lugar del mundo. Llegamos de hecho, a someter a votación la posibilidad de liquidar a aquellos infames traidores que abandonaran la organización, tal y como hace la Mara Salvatrucha, pero los patrocinadores amenazaron con reducir las subvenciones.

En fin, la SETIC sigue. A la hora habitual comienza La dama del Alba de los salmantinos Esfinge teatro. Ya desde el arranque se adivina que la obra va a ser sobrecogedora. ¿Qué es el teatro? Por ejemplo, la suspensión del tiempo fuera del escenario; que el público se olvide de su propio reloj y perciba solo el ritmo de lo que ocurre allí donde iluminan los focos. No se oye ni el habitual chasquido de los pertinaces comedores de pipas. Todo el mundo permanece quieto, absorto, con el vello de la nuca erizado y los ojos fijos en la función. El aplauso final tiene algo de liberador; los actores contribuyen a ello saliendo a saludar al ritmo de una melodía desenfadada. El público comenta lo mucho que le ha gustado la obra y se demora más de lo normal, como si todos prefirieran bromear un poco, como si estuvieran pensando que lo mismo tienen a la Dama del Alba esperando en el sofá de sus casas.

Empezamos a recoger como autómatas, víctimas aún del hipnótico ritmo de la representación; o tal vez sea que el cansancio empieza a pesar como un lastre atado a los pies. Tan entretenidos estamos que me olvido de hacer un chequeo médico a nuestro sufrido tomate. A ver si mañana no se me pasa.

Hoy a las 22:30 Proyecto Pandora representa su obra Entonces duerme