Balterius

Balterius

5 de agosto de 2012

Doble programación, monstruo bicéfalo

Hacía buena noche, con una luna redonda como una hogaza, así que di unos vuelos por encima del escenario antes de regresar bajo tierra. Desde lo alto veía al público aplaudir a rabiar y ponerse de inmediato a recoger sillas. Y poco después, las despejadas cabezas de Quino y Gelo encaramadas a los andamios para desmontar los focos.

Se me ocurrió que podría darme un paseo nocturno, pero recordé de inmediato mi nulo éxito de la noche anterior y preferí recogerme a tiempo. Más vale reservar fuerzas para las batallas que más importan, como decía mi socio Vlad Tepes, el empalador (por cierto, qué poco se empala ahora...). Así que media hora después de que hubiera caído el telón ya estaba un servidor de ustedes metido en su ataúd tecleando mientras esperaba una pizza de higadillos frescos (la cual, por otra parte, nunca llegó).

¿Y qué tenía yo que contar? Bueno, pues que los balterianos se fueron a la cama satisfechos y orgullosos de haber arrancado, hoy sí, la SETIC 2012. Ya dije que a pesar del escaso entusiasmo de algunos de los patrocinadores habituales este año tenemos un cartel de lujo. Así que ayer nos estrenamos con uno de esos días setiqueros que quedan en la memoria, un domingo teatral con doble sesión de los que crean afición.

A las 20:00 arrancó el pasacalles de A ras de suelo. Los maragatos son ya unos habituales en la SETIC, si bien este año su apuesta teatral era algo diferente.


El caso es que hasta Villabalter llegaron las tropas francesas con ánimo de comprobar si el pueblo seguía siendo fiel a nuestro vecino del norte. Para ello, fusilaron, guillotinaron y fotografiaron al pueblo (la verdad es que hoy en día se guillotina y se fusila bastante poco, aunque se fotografía mucho).

El numeroso público que acompañaba el pasacalles se sumó con entusiasmo a la propuesta, a mitad de camino entre la escuela Monty Pthyton (el capitán francés recordaba bastante al bueno de Pilatos en La vida de brian) y el sello clásico de A ras, que incluye siempre pirotecnia y una excelente puesta en escena.


Aquí vemos a una de las actrices merendándose un sable.

Tras una hora de pausa, suficiente para colocar las sillas, ultimar la preparación del siguiente espectáculo y tomarse una cervecilla para recuperar fuerzas, siguió la actividad. A las 22:30, las fuerzas vivas de Balterius, Marcos y Leti, dieron por inaugurada la SETIC 2012 desde el escenario. Colaboran en la dirección del grupo y de la SETIC de modo tan estrecho y coordinado que algunos creen que son un solo ser de dos cabezas, un monstruoso híbrido gestor que dirige la nave balteriana con acierto y paciencia. A esa criatura bicéfala le debemos todo esto.

Y luego empezaron los chicos, es decir, las chicas, de Cuatro Teatro. Con una buena mezcla de tensión, intriga y sentido del humor, se metieron al público en el bolsillo desde los primeros minutos. No exagero si digo que Mujer es una de las obras que ha gustado más al público en los años que este escribiente hematófago lleva sirviendo a la causa de la SETIC.

Mujer es la adaptación del texto Entre-mujeres de Santiago Moncada. En ella, cinco amigas de la infancia se reúnen cuando han llegado a la frontera de los cincuenta. Tal vez no han cambiado tanto como ellas creen, pero sus vidas han seguido caminos disímiles. Utilizando como pretexto esas diferencias y con el objeto de desentrañar algunos misterios nunca resueltos, se despellejan durante hora y media. Eso sí, de un modo que permite al espectador identificarse con (y ahí está la gracia) cada una de ellas.

Sobre un texto inteligente, Cuatro Teatro ha levantado un montaje estupendo. El trabajo actoral es de primera y eso permite una sintonía natural e inmediata con el público. La prueba de fuego para un drama en la SETIC es que el público se olvide del entorno (perros que ladran, coches que pasan, niños llorones con padres memos, cretinos que contestan a las llamadas, aviones, etc); y ayer, las cinco chicas de Cuatro Teatro dirigidas por Roberto González Cañón, mantuvieron a todo el mundo con el trasero pegado a la silla a pesar de la temperatura glacial.


Así que cuando cerré al tapa del ataúd (ya dije que mi pizza de higadillos frescos con mollejas crudas nunca llegó) me sentía cansado y feliz, con ese cansancio sano que propician los buenos momentos compartidos y la satisfacción de haber sido una (diminuta) parte del éxito balteriano. Solo me quedó la pena de no tener ningún chiste (malo) de Quino para cerrar la crónica (a ver si mañana...)

Hoy día 6 de agosto a las 22:30 Solito Trovador y Balterius 98 presentan Nocturno en París, el espectáculo teatral, poético y musical basado en los poemas de Carlos Huerta.

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